El swinger es, en su esencia, una rebelión espontánea contra la monogamia sexual
El swinger es en esencia, una rebelión espontánea contra la monogamia sexual, una forma de organizar la pareja que tenía la característica de ser antinatural. En ese momento, mi pensamiento era compartido sólo por la gente de mi ambiente y unos pocos sexólogos.
El tiempo pasó y tomó fuerza la Psicología antropológica o evolucionista. Ésta avanzó sobre el tema de la infidelidad y sus orígenes, llegando a la conclusión de que la única monogamia posible entre los seres humanos es la monogamia seriada, es decir, la posibilidad de establecer relaciones de fidelidad cortas. Lo cierto es que tendemos a buscar nuevas parejas sexuales a lo largo de nuestra vida.
Es un punto de vista interesante y avanzado, en relación a las teorías anteriores, pero aún insuficiente para explicar la crisis de fidelidad por la que pasan las parejas de esta época. Nunca, en ninguna época, la unión sexual monogámica se mantuvo pura.
Lo cultural funcionaba como un cerco que intentaba sostener a un edificio sin cimientos. En el 84% de las sociedades humanas, la poliginia es permitida. En la cultura occidental, pese a la influencia de las grandes religiones, los acuerdos de libertad sexual entre parejas son cada vez más comunes.
El tiempo de la monogamia sexual está terminado. Las parejas actuales son a mediano plazo y una mujer u hombre tiene en su vida varias parejas sexuales. Pero esta nueva estructuración del sexo humano es también transitoria; la fase superior es la libre sexualidad, parejas de corto o mediano plazo, con sexualidad independiente.
La infidelidad no se ve hoy como un acto despreciable; la tolerancia social se amplió y hasta se crearon diversos justificativos para esos actos. Esto, que puede parecer un detalle, modifica las bases de la pareja clásica y abre un camino hacia la libre sexualidad.
La construcción de relaciones sentimentales estables no dependerá en el futuro próximo del contrato de exclusividad sexual. Como hoy lo viven los swingers, en el corto plazo, sexo y amor serán cuestiones a dirimir por separado, aspectos que se retroalimentan pero no se condicionan. El fin de la monogamia sexual estimula el nacimiento de relaciones de parejas más realistas y civilizadas, carentes de temores injustificados y abiertos al placer carnal.
Autor: Daniel Bracamonte, Revista Entre Nosotros Swinger
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